Premios
2015: Premios César: Nominada a mejor documental
2015: Festival de Berlín: Mejor guión
2015: Festival de San Sebastián: Sección oficial competitiva ("Horizontes Latinos")
2015: Premios Fénix: Mejor fotografía documental

Muy buen documental chileno. Recomendado.

Si bien la utilización del botón como nexo trágico-poético entre ambos crímenes me parece totalmente digna de elogio, no puedo decir lo mismo del resultado final de este documental.

El Sr. Guzmán es capaz de plasmar con extrema lucidez la aterradora verdad sobre las desapariciones forzadas en el mar, la infinita tristeza en los ojos de los supervivientes-torturados por el Régimen Militar de Pinochet, o la vida y desventuras de aquellos desdichados indígenas patagónicos con una abundante documentación gráfica e histórica. Sí, lo es... y es precisamente por esta razón que me resulta totalmente incomprensible que alguien como él sea capaz de tal logro y, al mismo tiempo, mezclarlo todo con esa †œespiritualidad new-age† tan de moda que interpreta la ciencia como le viene en gana, segAºn le interese al chamán de turno o a una multinacional que vende bolitas de azAºcar a precio de oro.

No,Sr. Guzmán, NO! El Universo no es todo agua, el agua no tiene propiedades mágicas ocultas, ni memoria ni bendiciones.... eso entra en el terreno de lo esotérico, de lo místico. Una cosa es la poesía intrínseca en la naturaleza y otra las magufadas pseudo-científicas.

Caer en esa trampa es peligroso. En el fondo, es la misma trampa que termina dando por ciertas tanto las aberrantes teorías de la pureza racial (justificando así el colonialismo, la conversión y/o exterminio de †œsalvajes† como los indígenas del documental, o las más que conocidas cámaras de gas de los nazis), como las de la †œperversidad genética de los rojos† de Vallejo Nágera durante la dictadura de Franco en España.

Resulta triste ver como un proyecto con un trasfondo tan serio y una idea con tanto potencial, se termina echado a perder por esta clase de sinsentidos innecesarios. Más aAºn teniendo en cuenta que esta historia tiene tantos nexos (paralelismos, conexiones, botones, o como quieran ustedes llamarlos), que darían para realizar un sinfín de documentales.

†œPara muestra, un botón†, dice el refranero... Aquí van varios:

El empresario José Menéndez Menéndez fue uno de los máximos responsables de la extinción del pueblo selk'nam (Isla Grande de Tierra de Fuego). Dicho pueblo es al que los misioneros salesianos dieron alojamiento, manutención y ropas sucias a cambio de su rápida conversión al cristianismo (y de una libra esterlina... sí, que casualidad, lo mismo que le daban a los †œcazadores de indios† por la oreja de un niño no catecAºmeno (†œsalvaje†)).

Solo unos pocos misioneros salesianos, como Alberto de Agostini, denunciaron lo que estaba pasando. Más tarde, fue la misma orden la que se ocupó de censurar cualquier referencia al genocidio: La Iglesia cómplice y al servicio del poder, un botón que aparecería mas tarde con la llegada de los Chicago Boys a la Pontificia Universidad Católica de Chile, la †œmano dura† de Pinochet, la aplicación de los dogmas neoliberales de Milton Friedman (†œEl milagro de Chile†) y las bendiciones del Santo Padre polaco.

El diplomático, político y escritor chileno Enrique Campos Menéndez, nieto de José Menéndez Menéndez (y admirador suyo), fue amigo íntimo de Augusto Pinochet (y su escritor favorito) y una pieza importante del Régimen.
Otros dos miembros del clan, Armando Braun Menéndez y Eduardo Braun Menéndez, silenciaron el genocidio indígena o atribuyeron la extinción de dicho pueblo al supuesto salvajismo e ignorancia de sus gentes.

Y por Aºltimo, el botón de nácar de James (Jemmy) Button, el famoso yagán (yámana) que viajó con el capitán Fitzroy a Inglaterra. El viaje de regreso lo realizó en el mismo barco en el que se marchó, el HMS Beagle. A bordo del mismo, en esta su segunda travesía, viajaba un joven naturalista de nombre Charles Robert Darwin, un científico de los de verdad.

Un buen documental, al igual que pasa con los botones, hay que coserlo con hilado fino.... si no se cae.

Dictaduras latinoamericanas, Vietnam, Franco, ufff... ¿hasta cuando cerraran la herida? Que aburrido...

NO DESMERITO LA INTENCION DE QUIENES HICIERON ESTE DOCUMENTAL .. LA VERDAD LA VOZ DE QUIEN NARRA ES DEMASIADO LENTA Y PARECE QUE ESTUIVIERA DURMIENDO ,,
NO LE ENCUENTRO SENTIDO AL AGUA Y SU HISTORIA PERSONAL .. A LA HISTORIA DE CHILE CON EL UNIVERSO ..
TIENE MUCHA INFORMACION .. VALEDERA PERO NO CONECTA UNA CON OTRA ..
VAN DESDE MUY ATRAS NPARA HABLAR ALGO QUE ES MUY VALIOSO ,,
ESTE TYENA SE TOCA TAMBIEN EN LA PELICULA COLOMBIANA EL ABRAZO DE LA SERPIENTE .. HISTORIAS MUY TRISTES Y QIE TENDRIAN QUE TENER PELICULA PROPIA PARA CADA TEMA Y NO LA MEZCLA QUE HAY EN ESTA DOCUMENTACION

UN DOCUMENTAL QUE VALE LA PENA VER ES ..
MAGIA SALVAJE .. PELICULA COLOMBIANA . POR PAISAJE
O COMO HJISTORIA EL ABRTAZXO DE LA SERPIENTE ..

LASTIMA TANTA INFORMACION DE CHILE , MEZCLADA EN UN DOCUMENTAL MONOTONO Y SOBRE SATURADO ,,

cautivante y atrapante , absolutamente recomendable como asi tambien en lo que expresa como denuncia pero lamentablemente el chileno es tan traicionero y hasta con su propio pueblo que jamas van a admitir las miserias que los asolaron en su "civilizacion " . el encontrar y condenar a los culpables es solo el principio .

EL BOTÓN DE NACAR
Por Mario Casartelli
La película documental El botón de nácar, del gran cineasta chileno Patricio Guzmán, participa de la Muestra Internacional del Cine de Sao Paulo. Y aquí, en Río de Janeiro, la exhiben de manera especial.
El protagonista principal o punto de enlace es el agua, que bordea pueblos y pueblos enclavados a lo largo de la franja de Chile. Agua con toda su carga de siglos. Agua científica y lírica, fuente de vida, de olvidos y de memorias. Agua de mares y océanos. Agua que rodea a un pueblo de hombres y mujeres, de cuando aAºn no existía para ellos la palabra Chile y desde tiempos ancestrales reducían y ampliaban sus vidas a través de las aguas.
Indígenas que imprimían sus propios ritmos surcando en canoas construidas por ellos mismos para cruzar de isla a isla. Pueblos dueños de sus aguas y de sus tierras. Pueblos que se comunicaban a través de sus propias lenguas. Pueblos que definían en sus códigos linguísticos al "hombre bueno" y al "hombre malo", pero no tenían ninguna palabra para designar "policía" ni "Dios". Pueblos dueños de sí mismos, libres, viviendo una paz paradisíaca, cuyos Aºnicos enemigos violentos eran las tempestades de la Naturaleza.
Pueblos que conocieron la maldad cuando un día irrumpieron hordas llegadas de otros continentes trayendo la espada y la cruz. Y la pólvora. Armas de sucesivos invasores que no cesaron de llegar para colonizar en nombre del Rey y de Dios. Armas por las que al final fueron arrasados y sometidos, mientras veían cómo estos invasores se llevaban cuanta riqueza natural hallasen en el camino; como los que después vinieros de Inglaterra para proseguir con el brutal saqueo y llevarse a un indígena a quien llamaron "James Button", por anécdotas en torno a botones de nácar, a quien lo conducen a Inglaterra y le imponen modales y atuendos británicos, y cuando pasado el tiempo lo regresan a su tierra natal, ya "Button" habla mitad lengua indígena y mitad inglesa, y pierde su identidad; y transcurrido más tiempo, ya con otros maquillajes, pero siempre brutales, como los que invocando el "Progreso" llegaron para instalar su terrible imperio desde de los EEUU. Todos sin más afán que usurpar y expoliar. Y al precio que fuere.
Y el agua siempre en torno. Y Chile, que tras largos despojos y padecimientos de su gente, recuperó parte de sí mismo con un gobierno como el de Salvador Allende, que devolvió a los indígenas sobrevivientes sus tierras. Pero cuya soberanía duró muy poco ante la combinación de fuerzas militares de norteamericanos y cipayos del genocida general Augusto Pinochet. Y las persecusiones, torturas y desapariciones de seres maniatados con rieles de hierros de 30 kilos en el pecho, que fueron arrojados desde helicópteros al mar, a esas aguas que aAºn vociferan con sus olas, que aAºn cantan y cuentan episodios de todo aquello.
Y al final un botón de nácar pegado en la herrumbre de un riel recuperado del fondo del mar. Botón redondo y rotundo como la Tierra y otros planetas de la Vía Láctea, compuesta por estrellas que también son metáfora de la cosmovisión de aquellos indígenas en vertiginosa extinción, como nos cuentan en sus propias lenguas los pocos que aAºn prosiguen.
En síntesis: un impactante filme doloroso y a la vez hermoso. Por lo testimonial, por lo poético y por lo cósmico.
Las sobrecogedoras fuentes recogidas aquí son parecidas a historias de nuestra América. Ojalá podamos exhibirla también en Paraguay.

Me pone muy nerviosa que se solapen la historias, no se entiende, mientras alguien habla aparece otra voz.
El documental es muy interesante, pero no deja que el que mira y escucha esté cómodo demasiadas historias a la vez, por lo demás recomendable en cuanto a belleza fotográfica y las historias de los genocidios que si, hay que contarlas las veces que sean necesarias.

Un documental que enseña , recuerda, evidencia y emociona, muy recomendable.

Conmovedora y dolorosa, me ha emocionado hasta las lagrimas.
sólo espero que alguna vez podamos vivir en paz y respetando al otro.