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Sin historia, sin película, sin nada. 101 minutos de vacío. Un (pésimo) ejercicio de estudiante de cine canadiense, ambientado en los '90. El 85% de la peli a oscuras, susurros de niños, no se ven personas (ni nada), incoherencias y demás. Una suerte de demonio o extraterrestre o espíritu o duende juguetón y maligno que se divierte haciendo desaparecer personas, espacios de la casa y objetos. Una familia víctima de estas maniobras. Nada de eso se ve. Se intuye, cuanto mucho. NO PIERDAN SU TIEMPO. NO LA VEAN. Si quieren ver terror, lo mejor de 2022, por lejos, fue Pearl y Terrifier 2. Y punto.